Semana oficinista

(Escrito hoy a las 11:30)

Martes:

El gerente tenía que venir a buscarme para comenzar con el proyecto de un cliente. Le mande un mail y nunca apareció. De 9 a 18 buscando la manera de no desmayarme sobre el teclado: mire los diarios hasta que se bloquearon, cargue todos los cumpleaños en el Google Calendar, busque celular/handheld en Mercado Libre y hasta salí “a fumar” (yo no fumo) con un compañero, pese al horrible frío y viento y el humo del cigarrillo. Cuando no tenes nada para hacer, las horas pasan lentamente. Lo peor es que te quejas y después te dan tantas cosas para hacer que queres estar al pedo de nuevo.
La agonía siguió en casa con un TP interminable. Me acosté tarde.

Miércoles:

Dormí como el tuje y me levante con una picadura de mosquito en el párpado. Llovía, tenía sueño y me dolía la panza y el cuello. Llegue al estudio y, sin darme cuenta, me senté al lado del teléfono. Todo el mundo venía a hablar una hora. Me aturdieron.
El gerente no aparecía y empecé a hacer un curso on line que estaba en un inglés horrible, inentendible. Me aburrí mucho, por lo que me dio hambre. El mouse se me trulo y el cooler de la laptop no paraba de hacer ruido, molestando a mis compañeros y a mi.
Mas tarde, me llega un mail del Gerente: “el proyecto se cayo y te desasigne”. Entre en crisis. Otra vez sin nada para hacer y no iba a poder anotarme a una materia. Entonces, le pedí ayuda a otro gerente. Terminaron asignándome a un proyecto largo y tedioso. Esperé que el reloj de las 18 (17:45) y me fui a la facultad.
Entre a las 19, tenía exposición de TP a las 21:45… 22:45 entramos, 23:10 salimos… Llegue a mi casa a las 12:10. Me acosté a la 1 AM. Los pies no me daban mas, ¡odio los zapatos!

Jueves:

Obviamente, me levante tarde y tarde llegué. Me ubico en un lugar y al rato viene uno reclamándolo (en neutro): “¿Tienes mucho aquí o ya te vas?”, a lo que respondí: “Si, todo el día”. “Es que aquí me siento yo. Que pena contigo”. “Te dejo porque soy muy bueno y veo que siempre te sentás acá, pero los lugares NO están asignados”. Por supuesto, un abogado de pobres salio a defenderlo: “él siempre se sienta acá. Todos nosotros nos sentamos siempre juntos”… “Los lugares NO están asignados”, REPETI… “¿Que parte no entendieron? Si el chabón llego tarde, ¡que se joda!”, pensé. La próxima, los mando a la mierda. Si yo llego tarde, nadie me da nada.
Termine al lado de una columna, bajo la luz amarilla horrible del estudio, viendo un panel y redactando esto, para evitar morir de embole, ya que en el proyecto nuevo comienzo el 25 y no tengo ganas de hacer un cursito para distraerme un poco.

La última vez que pregunté “¿qué más me puede pasar?”, me paso algo horrible. Así que mejor, me callo la boca y espero a las 18…

(Si queres saber como siguió, comenta y después te cuento)